http://www.youtube.com/watch?v=whV2zUD-cW4&NR=1
2010/08/31
2010/08/27
2010/08/26
2010/08/25
2010/08/24
2010/08/23
2010/08/21
2010/08/15
2010/08/12
2010/08/11
La princesa de las mil sonrisas
Alguien me contó una vez que las estrellas en realidad son sonrisas...
Sonrisas de una princesa que no sabía reir...
Tal fue su emoción cuando sonrió por primera vez, que empezó a pasar horas y horas frente a su balcón creando sonrisas nuevas...
... Y así fue que por cada sonrisa nueva nació una estrella...
2010/08/10
2010/08/09
De carne y piedra
Nunca dejará de sorprenderme la curiosa forma en que se genera una circunstancia; un "aquí y ahora" que en realidad, como tal es ilusorio. Siempre hay algo detrás, un hilo conductor que, miopes nosotros, no sabemos divisar. Es imposible concebir un instante aislado; es innegable ese vórtice de situaciones y hechos previos que convergen, desembocan, en esto que ocurre ahora. El instante como producto de un pasado, como confluencia de acciones e inacciones, como "resultado de"; nunca como fracción y división humana del tiempo. Vivir un instante, en realidad, no es vivir un único momento sino experimentar toda una vida en él. Es por eso que aceptar este segundo es aceptar todos los que le preceden. Confirmar, aún subconscientemente, lo antecedente y subyacente a todo; y es que de otra forma el "ahora" no podría haber sido generado. Y quizá por eso, para los que lo han experimentado, la sensación de vivir un momento -sentirse en paz, respirar tranquilo, comprender, aceptar, decir "en este momento me basta"- tiene un matiz, un trasfondo, mucho más trascendental que la misma puesta de sol a la que miras o el beso que das en ese momento. Es un sabor que sabe, sabor sabio, sabor sobrio. Es un hilo que tira de ti hacia atrás y es como una caída hacia el abismo lenta y confiada; da igual lo que sea, lo aceptas, lo aceptas. Pero no es este parque, no es este abrazo en sí. El instante es sólo el instrumento, el vector, el puente, para sentir cómo tu vida se vierte sobre ti de una vez por todas. En cierto modo, la vida podría no ser más que la búsqueda del desencadenante, la causa imperecedera, que prolongue de forma vitalicia no la experiencia de vivir, sino la de sentirse vivo.
Todo se seca
Tendí mi tristeza al sol,
cuando volví no había nada.
Nada.
Las lágrimas se secaron al sol,
éste me devolvía la sonrisa.
Me acostumbré a despertar sin tí,
y la luz entra cada vez con más fuerza
por mi ventana.
Me acostumbré a tus silencios,
y tu voz ya no es algo que necesite.
Ya no hay legañas,
de llorarte en la noche.
La esperanza no la he perdido,
y no he dejado de creer en el amor,
pero ya en otros brazos,
que me llenen los días de ternura,
desplazando desprecio y soledad,
regalandome compañía y felicidad.
Juro ante el mundo,
que jamás me volveré a dejar humillar
por la mano de un hombre.
Lucía Ojeda ( las palabras fluyen solas)
"Espero curarme de tí en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Es posible, siguiendo las prescripciones de la moral.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad"
Jaime Sabines