2010/10/18

Domingo.


Domingo., originalmente cargada por corazondemimbre.

Los domingos me traen los sinsabores de los pensamientos de comienzo de semana.
El nudo en el estómago ante el nuevo abismo del pasar de los días. El aburrimiento de las tiendas cerradas, las calles con sitio donde aparcar, las parejas agarradas de la mano.
Un domingo diferente a los anteriores, mi primer domingo en mi nueva ciudad.
Mi primer domingo sin ver la tele tumbada en el sofá tapada con la mantita de rayas y con las piernas encima de mi aita y mi gata encima. Mi primer domingo sin hacer bizcocho con ama y mi primer domingo sin verla estresada planchando todo el cesto que había acumulado durante la semana. ¡Mi primer domingo sin levantarme a las dos de la tarde! Creo que eso es lo más hevy de todo.

No me gustan los domingos, creo que ha quedado claro. En Vitoria los domingos tienen la manía de traer los días grises y me contagian un poco ese color, que en verdad, es mi color.
Aquí, hoy es domingo y no hace frío pero es gris, -yo creo que vaya donde vaya los domingos van a ser grises-. Yo tampoco tengo frío pero no sé si estoy gris o no. No sé cómo estoy en realidad pero si que tengo ganas de comerme todo lo que se me ponga por delante.

Mañana empieza lo gordo y lo fuerte y vale... si, me habéis pillado, estoy acojonada, pero... ¿a que si no os lo llego a decir ni os percatáis de ello? Ya lo sé, disimulo de puta madre, gracias.
Pero... creo que, nunca había estado tan segura y tan orgullosa, si, si, lo he dicho, orgullosa de mí misma. Sé que va a haber días en los que diga que dónde cojones me he metido, que quiero mi cama, a mis padres y a mis pequeñas estrellitas, pero creo que he conseguido este verano alcanzar algo que jamás pensaba que iba a conseguir, y eso es la confianza. Confianza en mí. Y quiero seguir creciendo, teniendoos presentes y en mi pequeño corazón, quiero que viváis esto conmigo.

Domingo de lectura, de canciones absurdas, de ordenar mi interior y de concienciarme de dónde estoy.
Ocurre a veces que te despiertas con una extraña sensación, ¿no sabes? Miro el calendario. Sí, que sí, que es domingo. Pero una sonrisa tonta asoma en las comisuras de mis labios.
Mis ojos brillan más que de costumbre. No hay nadie a mi lado, estoy sola en mi ahora, pequeña pero acogedora habitación, pongo Marea; El perro verde, como no. Y me da igual lo que digan y lo que piensen, que si estoy loca es cosa mía.
Todo es raro, como yo. Pero aquella historia de la muñeca que de repente necesitaba una pila para andar, ha perdido sentido. Todo el sentido. Se marcharon las preguntas sin respuesta, las dudas... por irse, se ha ido hasta el miedo que llamaba a mi puerta cada noche.

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